11 dic 2008

Desenmascarando el Espíritu de Jezabel 1ra Parte

Introducción.

Una era de apostasía

Una nación a la que Dios había llamado a ser suya le había vuelto la espalda. Cambiaron su adoración de Dios por los ídolos de un pueblo que alguna vez habían conquistado en su nombre. El rey que gobernaba Israel era hijo de un hombre que había ganado el trono por medio del asesinato. Su nombre, Acab, iba a convertirse en sinónimo del mal.

Detrás de la corrupción del trono de Acab había una mujer: Jezabel. Ella esperaba expandir su poder al casarse con Acab, y llevó, destrucción sobre los israelitas. Esta destrucción vino por medio de la fanática devoción a los dioses falsos: Baal, deidad masculina del poder y la sexualidad, y Astarot, diosa femenina de la fertilidad, el amor y la guerra.

Los rituales para Baal y Astarot implicaban depravadas y licenciosas prácticas sexuales y abominaciones. La adoración de estos ídolos apelaba a los elementos bestiales y materiales de la naturaleza humana.

El ídolo de Baal semejaba el órgano sexual masculino, mientras que el altar de Astarot semejaba el órgano sexual femenino. Más de cuatrocientos cincuenta profetas de baal y profetisas de Astarot servían a los depravados deseos carnales de Jezabel. Muchas veces se sacrificaban vidas humanas para apaciguar a estas deidades paganas.

En contra de esta apostasía, Dios levantó al profeta Elías, que desafió a Acab y destruyó a los profetas de Baal en el monte Carmelo. Como contrapartida, Satanás levantó a su mensajera para intentar silenciar la voz profética de Dios. Se trataba de la esposa del rey Acab, Jetzabel. Nosotros también vivimos en una era de apostasía. Nuestra Sociedad le ha dado la espalda a Dios.

El pecado ha infectado al cuerpo de Cristo y a sus líderes. Pero, en medio de la increíble decadencia y depravación de nuestra época, Dios levanta una generación profética. Esta generación llevará el espíritu de Elías. Será ungida para realizar señales y milagros, y obtener grandes ganancias para el reino de Dios. Así como lo hizo desde el principio, Satanás levanta una fiera oposición contra esta generación profética.

El enemigo siempre ha tratado de silenciar las voces proféticas de Dios, y de abortar la oración intercesora. Una vez más, su nombre es Jezabel: una fuerza espiritual diabólica que trata de engañar, manchar y destruir a las autoridades de Dios. Aunque la frase "espíritu de Jezabel" es utilizada en ciertos círculos carismáticos, pocas personas comprenden realmente cómo opera esta fuerza demoníaca. Un espíritu de Jezabel es un poder espiritual que tiene influencia en todo el mundo. No es simplemente un demonio que posee a un individuo. Es un poder demoníaco de los lugares celestes que trasciende límites geográficos específicos y puede afectar a naciones enteras.

Sea cual fuere la región en que ingrese este poder, se une al principado que gobierna en ese territorio y colabora con él.

Los poderes de Jezabel obran en conjunción con los principados y potestades que atormentan a las personas (ver Efesios 6:12). Estos poderes demoníacos incluyen los espíritus de religión, manipulación, control, lujuria, perversión y ocultismo. Estos espíritus operan generalmente en conjunto con el espíritu de Jezabel para construir fortalezas en la mente de una persona.

Cuando se establece una fortaleza de Jezabel en la mente de una persona, yo llamo a ese hecho "caer bajo la influencia de un espíritu de Jezabel". En el momento en que esto ocurre, los procesos racionales y razonadores de la persona comienzan a deteriorarse. Sus pensamientos y acciones se distorsionan.

Para los que están familiarizados con las computadoras, podríamos decir que la computadora de su mente ha recibido un virus que hace que responda a los datos de una manera no lógica.

Ese virus corrompe, desvía y distorsiona toda la información que es recibida a partir de ese momento. Como un virus informático, una fortaleza de Jezabel está programada para manifestarse cuando se "aprietan determinadas teclas": cuando se producen determinadas situaciones. El virus también influye sobre la actividad de otros que estén en red con esa "computador.". De hecho, el espíritu de Jezabel, como un virus, tiene como fin cortar la red y matar al receptor. Esto también ocurre con cualquiera que no se desconecte del receptor.

Un programa antivirus alerta a la computadora de que existe un virus que opera de manera contraria a las leyes del programa para lo que fue diseñada. El antivirus le dice a la computadora cómo reconocer el virus y destruirlo. Para operar de manera eficaz, es posible que la computadora deba ser reprogramada con datos nuevos, según el grado del daño causado por el virus.

Esta ilustración es un dramático paralelo de lo que sucede en el atino cuando una fuerza extraña, como un poder de Jezabel, se descarga sobre una iglesia. Su meta es desconectar y destruir personas, ministerios y a la iglesia toda. Esto será lo que suceda, a menos que se aplique el remedio de Dios Amen…

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