LONDRES, Se ha descubierto que la Universidad de Bath sigue rastros personales sin conocimiento de las personas "espiadas" sin pedir permiso.
La Universidad de Bath lleva siguiendo desde hace tres años el rastro de miles de personas a través del sistema de conexión sin cables bluetooth, utilizado por casi todos los teléfonos móviles.
Aunque la universidad asegura que no conoce la identidad de las personas que están siendo rastreadas, éstas no tienen conocimiento de que una gigantesca base de datos está almacenando información de sus movimientos.
El rastreo forma parte de una investigación académica que trata de conocer mejor los hábitos de la gente, pero según algunos sectores periodísticos es un ejemplo de la facilidad con que se puede controlar y sacar información privada de las personas gracias a las nuevas tecnologías, sin que exista la más mínima sospecha por parte de las personas espiadas de la vigilancia a que están siendo sometidas, ni de los datos suyos que van quedando almacenados.
Según algunas organizaciones defensoras de la privacidad, este mismo estudio de la Universidad de Bath constituye una violación de los derechos de los afectados. La gravedad no es sólo lo ocurrido, sino lo que podría llegar a ocurrir a poco que se transgreda un paso más la ética y el derecho a la privacidad
si es que acaso alguien no lo ha hecho ya.
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