2 abr 2010

La traducción bíblica que sacudió al mundo


Martín Lutero fue muchas cosas: predicador, maestro, orador, traductor, teólogo, compositor y un hombre de familia. De muchas maneras simbolizaba todo lo que proponía la Reforma protestante.

Pero quizás el más grande logro de Lutero fue la Biblia en alemán. Ninguna otra obra tuvo un impacto tan fuerte sobre el desarrollo y la herencia de una nación como este Libro.

En tiempos de Lutero, el idioma alemán consistía en varios dialectos regionales, aunque similares al alemán hablado en las cortes, eran localmente diferentes. ¿Cómo fue, entonces, que estos dialectos diseminados fueron unificados en un idioma moderno? El surgimiento de la clase media, el crecimiento del comercio y la invención de la imprenta de tipos móviles también jugaron un papel importante. Pero el factor clave fue la Biblia de Lutero.

La sorpresa de Wartburg

Después de la Dieta de Worms en 1521, el gobernador territorial de Lutero, Federico el Sabio, había ocultado a Lutero a fin de resguardarlo en el castillo de Wartburg. Lutero se estableció allí y en el término de once semanas tradujo el Nuevo Testamento griego de Erasmo. ¡Once semanas! Bajo cualquier circunstancia, esta es una hazaña fenomenal, pero Lutero batalló con días oscuros, pobre luz artificial y su generalmente delicada salud.

El Das Newe Testament Deutzsch fue publicado en setiembre de 1522. Una obra de arte tipográfica, con incrustaciones en madera realizadas por el taller de Lucas Cranach y selecciones de la famosa serie de Apocalipsis de Albrech Durer. La primera edición de la Biblia vendió más de 5.000 unidades en solo dos meses.

Lutero, entonces, comenzó a trabajar en el Antiguo Testamento. Aunque había sido bien enseñado tanto en griego como en hebreo, esta nueva tarea no podía hacerla solo. «Los traductores nunca deben trabajar por su cuenta», escribió. «Cuando uno está solo, las mejores palabras y las más apropiadas no siempre se nos ocurren». Consiguientemente, Lutero formó un comité de traducción, al que él nombró como su «Sanedrín». Si la idea de un comité de traducción es algo obvio hoy en día es porque eruditos de la talla de Philipp Melanchthon, Justus Jonas, John Bugenhagen, y Caspar Cruciger se unieron a Lutero y establecieron un precedente. Nunca antes, ni tampoco por muchos años después de ellos, la erudición estuvo tan bien equipada.

Forzando a los profetas a hablar alemán

Sin embargo, Lutero siguió siendo el traductor principal. Su espíritu motivaba y guiaba al Sanedrín para producir una traducción que no fue literal en el más estricto sentido de la palabra. Lutero quería una Biblia que sea «hablada» más que un libro donde leer alemán «escrito». Antes de que cualquier palabra o frase sea escrita en un papel, tenía que pasar por el oído de Lutero, no por su ojo. Tenía que «sonar» adecuadamente. Ese fue el activo más grande de la Biblia alemana, pero eso significó que Lutero tuviera que debilitar la cerca entre la traducción libre y la literal.

«No es posible reproducir un idioma extranjero en la lengua nativa de uno», escribió Lutero. «El método de traducción adecuado es elegir los términos más apropiados de acuerdo al uso del lenguaje adoptado. Traducir apropiadamente es interpretar el espíritu de un lenguaje extranjero en nuestro propio idioma. Trato de hablar de la manera en la que las personas hablan en el mercado del pueblo. Al interpretar a Moisés, lo convierto en alguien tan alemán que nadie podría sospechar que fue un judío.»

Los traductores usaron la lengua de las cortes como su lenguaje base pero le dieron el sabor de los mejores dialectos que pudieron encontrar en el imperio. Lutero, un incansable perfeccionista que podía emplear un mes buscando una sola palabra adecuada, dedicó mucho de su tiempo hablando con alemanes ancianos de diferentes regiones. Para comprender mejor los rituales de sacrificio de la ley mosaica, le pedía al carnicero del pueblo que «abriera» una oveja para poder comprender mejor sus entrañas. Cuando tuvo que traducir las piedra preciosas de la «Nueva Jerusalén» que no le eran familiares, le pidió a un coleccionista de piedras preciosas que le trajera piedras similares para poder comprenderlas mejor.

Lutero anhelaba expresar el original hebreo en el mejor alemán posible, pero la tarea no era sin dificultades. «Ahora estamos sudando sobre la traducción al alemán de los profetas», escribió. «Oh Dios, que tarea ardua y dificultosa es forzar a estos escritores, aún en contra de sus voluntades, a hablar alemán. Es evidente que no tienen deseos de abandonar su hebreo nativo a fin de imitar el bárbaro alemán. Es como tatar de que un ruiseñor imite una lechuza, abandonar su propia gloriosa melodía por una canción monótona que seguramente debe odiar. La traducción de Job nos presentó serios inconvenientes debido a su lenguaje excelso. Job parece sufrir aún más a causa de nuestra intención de traducirlo, que lo sufrió bajo la consolación de sus amigos, y parece preferir descansar sobre cenizas.»

A pesar de ello, el Sanedrín trabajó rápida pero precisamente, traduciendo en un tono más apologético que científico. El resultado fue la Biblia en alemán de una calidad tal que aquellos competentes para así aseverarlo consideran que es aún superior a la King James Version. Y a causa de que suena natural tanto al ser hablada como leída, su cadencia y legibilidad la han hecho una Biblia popular incluso en la Alemania de hoy en día.

El libro debe estar en los hogares de Alemania

Los alemanes compraron la Biblia de Lutero, no solo por la salvación de sus almas sino por el nuevo prestigio de clase media que la Biblia otorgaba. La Biblia fue un libro que debían tener en casa, y muchos alemanes no tuvieron otra opción que leerla; probablemente era el único libro que su economía les permitía comprar.

Fue la primera vez que las masas penetraban la vida de todos los días. Todo el mundo leía la Biblia o escuchaba que alguien la leía. Su fraseología se convirtió en la fraseología de la gente, sus modelos de conversación se convirtieron en los modelos de la conversación de los alemanes. Su atracción fue tan universal, y su impacto en la lengua alemana fue tan completo, que la Biblia se convirtió en una especie de bisagra hacia la lingüística del alemán moderno. La Biblia de Lutero ayudó a reestructurar la literatura y las artes alemanas. Su impacto y el de Lutero en general fueron tan sorprendentes que más tarde Federico el Grande llamó a Lutero la personificación del espíritu nacional alemán. Muchos eruditos todavía consideran a Lutero como el más grande alemán que haya existido.

Ancestro de la Biblia en inglés

Como puede esperarse, la Biblia de Lutero alcanzó tal impacto que se extendió más allá de sus fronteras. Es considerada como la fuente directa de la Biblia en Holanda, Suecia, Islandia y Dinamarca, y su influencia fue sentida en muchos otros países también.

Lo que es más importante, la Biblia causó una gran impresión en un gran traductor de la Biblia en inglés. William Tyndale, uno de los campeones de la Reforma. Tyndale había escapado de Inglaterra hacia el continente europeo al tiempo que Lutero publicaba su Nuevo Testamento en alemán. Tyndale, también, estaba traduciendo la Biblia desde los idiomas originales y probablemente se reunió con Lutero en Wittenberg.
Uno de los elementos del trabajo de Lutero que impresionó grandemente a Tyndale fue el orden dado a los libros del Nuevo Testamento. En las Biblias previas, no había existido un orden uniforme; los traductores ubicaban los libros del Nuevo Testamento de acuerdo a sus propias preferencias.

Lutero, sin embargo, los clasificó y ordenó de acuerdo a las enseñanzas de Jesús: los cuatro evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan); los Hechos de los Apóstoles; las Epístolas, en orden descendientes de acuerdo a la prominencia del Salvador en cada una de ellas; y finalmente, el Apocalipsis de Juan. Tyndale siguió la idea de Lutero, así como casi todas las Biblias desde aquella ocasión. Ambas traducciones flotaban libremente en un ritmo de fluidez narrativa.

Lutero era excepcionalmente dotado en muchas áreas. Pero el aspecto de su genio más impactante fue sus habilidades de traductor y escritor. Si no hubiera sido por ello, la Reforma protestante y el crecimiento hacia la unidad de la nación alemana pudieron haber tomado un curso enteramente diferente.

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