Desesperante, insoportable, irritante, agobiante, exasperante. Estos son sólo algunos de los apelativos que pueden dedicarse a un mal jefe, a uno de esos que crea mal ambiente en la oficina, que ni trabaja ni deja trabajar. Ahora también, un equipo de investigadores suecos asegura que tener un superior de estas características aumenta las posibilidades de sufrir un problema cardiovascular.
Para afirmarlo se basan en un estudio realizado en más de 3.000 empleados varones de la zona metropolitana de Estocolmo. Durante aproximadamente una década, estos científicos estudiaron la experiencia laboral de cada participante, analizando cómo se sentían en su entorno de trabajo, entre otras variables.
Además, los investigadores controlaron si los participantes sufrían algún problema de salud, prestando especial atención a la existencia de cardiopatías isquémicas, un trastorno que se produce cuando el flujo sanguíneo que llega al corazón no es suficiente (cuando esta interrupción es duradera tienen lugar los infartos).
Al analizar sus datos, los investigadores comprobaron que había más casos de problemas cardiovasculares entre aquellos que manifestaban sufrir a un mal jefe. Y la asociación era más clara cuanto más tiempo llevara el participante trabajando en el mismo sitio.
Estos científicos sugieren que la clave puede estar en el estrés que sufren los empleados sometidos a una dirección poco adecuada, un factor que en otras ocasiones ya se ha señalado como capaz de elevar el riesgo cardiovascular.
"Si esta asociación concreta entre actitudes de dirección y cardiopatía isquémica es causal, sería necesario promover intervenciones en los lugares de trabajo que se centraran en el comportamiento de los jefes, para conseguir que se dieran objetivos claros de trabajo, información y el poder adecuado a las responsabilidades de cada uno", concluyen los investigadores.
También remarcan que esta investigación tiene importantes limitaciones, como el hecho de que se ha realizado sólo en varones y no ha tenido en cuenta si se habían producido cambios de jefatura.
Además, los investigadores controlaron si los participantes sufrían algún problema de salud, prestando especial atención a la existencia de cardiopatías isquémicas, un trastorno que se produce cuando el flujo sanguíneo que llega al corazón no es suficiente (cuando esta interrupción es duradera tienen lugar los infartos).
Al analizar sus datos, los investigadores comprobaron que había más casos de problemas cardiovasculares entre aquellos que manifestaban sufrir a un mal jefe. Y la asociación era más clara cuanto más tiempo llevara el participante trabajando en el mismo sitio.
Estos científicos sugieren que la clave puede estar en el estrés que sufren los empleados sometidos a una dirección poco adecuada, un factor que en otras ocasiones ya se ha señalado como capaz de elevar el riesgo cardiovascular.
"Si esta asociación concreta entre actitudes de dirección y cardiopatía isquémica es causal, sería necesario promover intervenciones en los lugares de trabajo que se centraran en el comportamiento de los jefes, para conseguir que se dieran objetivos claros de trabajo, información y el poder adecuado a las responsabilidades de cada uno", concluyen los investigadores.
También remarcan que esta investigación tiene importantes limitaciones, como el hecho de que se ha realizado sólo en varones y no ha tenido en cuenta si se habían producido cambios de jefatura.
Fuente: El Mundo. Redacción: ACPress.net
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