Evolucionistas peregrinan para ver una mancha en la pared que se parece a Darwin
Los peregrinos darwinistas afirman que la imagen les produce un sentimiento sobrecogedor de racionalidad.
Dayton, Tennessee, EE.UU.— Un torrente continuo de devotos evolucionistas sigue acudiendo hoy a esta pequeña ciudad de Tennessee para presenciar lo que muchos consideran una imagen de Charles Darwin —autor de El Origen de las Especies y fundador del moderno movimiento evolucionista— que ha aparecido en una pared de hormigón en el centro de Dayton. “He traído a mi bebe a que toque la pared, para que el poder de Darwin purifique su carga genética de características hereditarias indeseables”, dice Darlene Freiberg, una de los muchos fieles reunidos en este lugar para ver la misteriosa mancha, que apareció el lunes pasado en un lateral de los juzgados provinciales de Rhea. En el mismo edificio tuvo lugar el famoso juicio “Scopes Monkey” y es considerado uno de los lugares más sagrados del Darwinismo.
“Perdóname, oh Charles, por haber dudado alguna vez de tu Divina Evolución. Tras ver este milagro de pigmentación caliza con mis propios ojos, mi fe en el razonamiento empírico nunca flaqueará”.
Darlene Freiberg añade, “¡Contemplemos el poder y la gloria del Método Científico!”
Desde las primeras noticias de estas inexplicables marcas —que tienen la apariencia de una figura masculina del siglo XIX con frente despejada y gran barba— esta ciudad, normalmente apacible, se ha convertido en un semillero de fanatismo biológico. Miles de peregrinos de lugares tan alejados como el Departamento de Paleontología de Berkeley se han congregado en el lugar para depositar ramos de flores, encender cirios votivos, leer en voz alta fragmentos de las obras de Darwin, y en definitiva, rendir homenaje a la misteriosa mancha verde azulada.
Aprovechando el flujo de creyentes, han surgido puestecillos de vendedores ambulantes por toda la ciudad de Dayton, ofreciendo reliquias evolucionistas y artesanía a los miles de peregrinos que esperan el momento para echar un vistazo a la imagen. A la venta podemos encontrar de todo, desde pequeñas astillas presuntamente pertenecientes al “Único y Verdadero Beagle” —la nave en que Darwin embarcó en su legendario viaje a las Islas Galápagos— hasta notas manuscritas que presuntamente fueron tocadas por el evolucionista inglés Alfred Russel Wallace.
“Nunca me he sentido más cerca de las ideas de Darwin”, afirma el zoólogo Fred Grander, que ha permanecido 16 horas en cola para ver la mancha. “Su nombre sea alabado y sus teorías sobre la evolución natural resuenen en las salas de los museos y universidades por siempre”.
A pesar del entusiasmo que el llamado “Borrón darwinista” ha despertado entre los fieles evolucionistas, desde su origen han existido controversias. Algunos creen que la imagen se parece más a Stephen Jay Gould, columnista durante muchos años de la revista Natural History y autor de la teoría del “Equilibrio Puntuado”, y que por tanto la mancha prueba la cladogenesis rápida. Una minoría aun más pequeña, replica que es la cara de Carl Sagan, y que debe considerarse como un aviso a los infieles que aún no han visto su serie documental “Cosmos: Un viaje Personal”.
Aun otros han intentado desacreditar completamente el milagro, afirmando que existen explicaciones alternativas para la aparición de esta extraña decoloración: “Es una mancha en la pared, nada más”, ha declarado el Reverendo Clement McCoy, profesor en la Universidad Fundamentalista “Oral Roberts” y renombrado opositor de la Teoría de la Evolución. “Cualquier otra explicación es una fantasía engañosa de los fanáticos evolucionistas que solo ven aquello que desean en la esperanza de validar su ilógico y absurdo sistema de creencias. Yo solo deseo que estos herejes vean su error antes de que nuestro Muy Poderoso Dios los destruya a todos con Su implacable venganza”.
Pero aquellos que han hecho su largo viaje hasta Dayton permanecen firmes en su creencia de que la Selección Natural —proceso por el cual ciertos genes aumentan su proporción frente aquellos menos favorables para la supervivencia del individuo— es la única creadora de la vida tal y como la conocemos. Esta mancha, afirman, en la prueba que llevan esperando durante siglos.
“A aquellos que niegan que la deriva genética es la responsable de la ramificación de árbol evolutivo hacia una creciente biodiversidad dentro de ecosistemas cambiantes, les decimos, ‘¡Ved aquí el Rostro de Darwin!’” afirma Jeanette Cosgrove, quien, junto con otros compañeros de su curso de microbiología realizan en el lugar una vigilia con cirios desde hace 72 horas.
“Millones de generaciones sucesivas y una subvariante especifica de una especie de moho se ha adaptado a esta pared particular de hormigón para un día formar esta mancha, y así hacer manifiesta esta gloriosa aparición del Rostro de Darwin”, declara Crosgrove, superada por la emoción. “Es un milagro”, añade.
Los peregrinos darwinistas afirman que la imagen les produce un sentimiento sobrecogedor de racionalidad.
Dayton, Tennessee, EE.UU.— Un torrente continuo de devotos evolucionistas sigue acudiendo hoy a esta pequeña ciudad de Tennessee para presenciar lo que muchos consideran una imagen de Charles Darwin —autor de El Origen de las Especies y fundador del moderno movimiento evolucionista— que ha aparecido en una pared de hormigón en el centro de Dayton. “He traído a mi bebe a que toque la pared, para que el poder de Darwin purifique su carga genética de características hereditarias indeseables”, dice Darlene Freiberg, una de los muchos fieles reunidos en este lugar para ver la misteriosa mancha, que apareció el lunes pasado en un lateral de los juzgados provinciales de Rhea. En el mismo edificio tuvo lugar el famoso juicio “Scopes Monkey” y es considerado uno de los lugares más sagrados del Darwinismo.
“Perdóname, oh Charles, por haber dudado alguna vez de tu Divina Evolución. Tras ver este milagro de pigmentación caliza con mis propios ojos, mi fe en el razonamiento empírico nunca flaqueará”.
Darlene Freiberg añade, “¡Contemplemos el poder y la gloria del Método Científico!”
Desde las primeras noticias de estas inexplicables marcas —que tienen la apariencia de una figura masculina del siglo XIX con frente despejada y gran barba— esta ciudad, normalmente apacible, se ha convertido en un semillero de fanatismo biológico. Miles de peregrinos de lugares tan alejados como el Departamento de Paleontología de Berkeley se han congregado en el lugar para depositar ramos de flores, encender cirios votivos, leer en voz alta fragmentos de las obras de Darwin, y en definitiva, rendir homenaje a la misteriosa mancha verde azulada.
Aprovechando el flujo de creyentes, han surgido puestecillos de vendedores ambulantes por toda la ciudad de Dayton, ofreciendo reliquias evolucionistas y artesanía a los miles de peregrinos que esperan el momento para echar un vistazo a la imagen. A la venta podemos encontrar de todo, desde pequeñas astillas presuntamente pertenecientes al “Único y Verdadero Beagle” —la nave en que Darwin embarcó en su legendario viaje a las Islas Galápagos— hasta notas manuscritas que presuntamente fueron tocadas por el evolucionista inglés Alfred Russel Wallace.
“Nunca me he sentido más cerca de las ideas de Darwin”, afirma el zoólogo Fred Grander, que ha permanecido 16 horas en cola para ver la mancha. “Su nombre sea alabado y sus teorías sobre la evolución natural resuenen en las salas de los museos y universidades por siempre”.
A pesar del entusiasmo que el llamado “Borrón darwinista” ha despertado entre los fieles evolucionistas, desde su origen han existido controversias. Algunos creen que la imagen se parece más a Stephen Jay Gould, columnista durante muchos años de la revista Natural History y autor de la teoría del “Equilibrio Puntuado”, y que por tanto la mancha prueba la cladogenesis rápida. Una minoría aun más pequeña, replica que es la cara de Carl Sagan, y que debe considerarse como un aviso a los infieles que aún no han visto su serie documental “Cosmos: Un viaje Personal”.
Aun otros han intentado desacreditar completamente el milagro, afirmando que existen explicaciones alternativas para la aparición de esta extraña decoloración: “Es una mancha en la pared, nada más”, ha declarado el Reverendo Clement McCoy, profesor en la Universidad Fundamentalista “Oral Roberts” y renombrado opositor de la Teoría de la Evolución. “Cualquier otra explicación es una fantasía engañosa de los fanáticos evolucionistas que solo ven aquello que desean en la esperanza de validar su ilógico y absurdo sistema de creencias. Yo solo deseo que estos herejes vean su error antes de que nuestro Muy Poderoso Dios los destruya a todos con Su implacable venganza”.
Pero aquellos que han hecho su largo viaje hasta Dayton permanecen firmes en su creencia de que la Selección Natural —proceso por el cual ciertos genes aumentan su proporción frente aquellos menos favorables para la supervivencia del individuo— es la única creadora de la vida tal y como la conocemos. Esta mancha, afirman, en la prueba que llevan esperando durante siglos.
“A aquellos que niegan que la deriva genética es la responsable de la ramificación de árbol evolutivo hacia una creciente biodiversidad dentro de ecosistemas cambiantes, les decimos, ‘¡Ved aquí el Rostro de Darwin!’” afirma Jeanette Cosgrove, quien, junto con otros compañeros de su curso de microbiología realizan en el lugar una vigilia con cirios desde hace 72 horas.
“Millones de generaciones sucesivas y una subvariante especifica de una especie de moho se ha adaptado a esta pared particular de hormigón para un día formar esta mancha, y así hacer manifiesta esta gloriosa aparición del Rostro de Darwin”, declara Crosgrove, superada por la emoción. “Es un milagro”, añade.
No hay comentarios:
Publicar un comentario