Dios nos ayuda en nuestras vida? Claro. Pero que pasa cuando solo usamos a Dios como soporte para nuestra vida cotidiana, soporte para nuestro negocio y pensar que merecemos el cielo y la tierra tan solo por ir a todos los cultos, ser amigos de la mitad de la iglesia, ser amigazos de los Pastores y luego salir reídos hasta el próximo culto.....?
Claro que Dios nos ayuda, pero hay una gran diferencia entre oir la palabra para motivarnos en nuestro diario andar, que comprometerse a hacer la palabra. Si queremos tomar a Dios como algo motivador como alguna de estas personas que se hacen llamar Motivadores Personales, que en mi opinión se hacen ricos con la inseguridad de las personas, es mejor no escuchar la palabra de Dios. Pues el que oye la palabra y no la práctica es un ser vacío e hipócrita, no lo digo yo, esta escrito:
"Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.
Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace" (Stg 1:22-25).
Jesús narró una historia famosa contrastando a los oidores y hacedores de la palabra.
Él relata acerca de un hombre que edificó su casa sobre la arena y otro sobre la peña. La casa edificada sobre la arena, cayó con el impacto de la tempestad; pero la que fue edificada sobre el fundamento de la sólida peña, permaneció firme.
Jesús dice que quienes edifican sobre la peña, son semejantes a los que escucharon Sus palabras y las HICIERON (pusieron en práctica).
Todos los oidores pueden ser bendecidos por las parábolas e iluminadoras enseñanzas de Jesús. Ellos pueden ser motivados emocionalmente y de una manera entusiasta por Su manera clara de enseñar: "porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas" (Mt 7:29).
El recibir un mensaje con entusiasmo no es suficiente. Si sólo escuchamos, pero no hacemos o ponemos en práctica lo que escuchamos, seremos como el hombre que edificó su casa sobre la arena. Ésta, no tenía un buen fundamento. Cuando vinieron las lluvias y la tempestad azotó con fuerzas, la casa cayó y fue arrastrada por las aguas (Mt 7:26, 27).
Si recibimos la Palabra con gozo, pero no hacemos lo que nos pide, seremos como la semilla que cayó sobre el terreno pedregoso. El escuchar la Palabra de Dios únicamente, aunque sea con gozo y entusiasmo, no es lo que Dios está buscando
Luis A. Salazar M.
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