26 may 2015

¿Por qué no se consigue frenar el rápido avance de Estado Islámico?




Cuando el autodenominado Estado Islámico (EI) tomó la semana pasada control de provincia de Anbar, en Irak, tras un asalto cuidadosamente planeado en la capital, Ramadi, muchos quedaron soprendidos.

El grupo yihadista siguió avanzando y el miércoles cayó bajo su control la histórica y estratégica ciudad de Palmira.

Después de tanto hablar del "debilitamiento" de los militantes de EI, muchos no tuvieron más remedio que aceptar la impresionante demostración de disciplina en las victorias de EI.

El resultado de estas victorias es que Estado Islámico logró extender y reforzar el control en su llamado califato a lo largo de grandes territorios entre Irak y Siria.


La coalición internacional de inmediato buscó responsables: el secretario de Defensa de Estados Unidos, Ashton Carter, dijo el domingo que las fuerzas iraquíes "no habían demostrado una voluntad para pelear" contra EI.

Y responsabilizó al ejército iraquí por retirarse del terreno y permitir la victoria de EI en Ramadi.

Carter le dijo a CNN que los iraquíes se habían retirado a pesar de que sus fuerzas "sobrepasaban con mucho el número" de los combatientes de EI.

"Información equivocada"

Pero el primer ministro iraquí, Haider al Abadi, en una entrevista con la BBC, descartó de inmediato esos comentarios.

Al Abadi dijo estar sorprendido por los comentarios del secretario de Defensa estadounidense. "Ha apoyado mucho a Irak y estoy seguro de que recibió la información equivocada", indicó.

Agregó que sus fuerzas habían quedado anonadadas por las tácticas de choque de EI.

"Tienen la voluntad para combatir pero cuando se enfrentan con una embestida (de EI) que surge de la nada... con camiones blindados llenos de explosivos, el efecto sobre ellos es como una pequeña bomba nuclear y esto tiene un efecto muy malo en nuestras fuerzas", declaró.

Al Abadi dijo también que Ramadi será recuperada en cuestión "de días", pero señaló que necesitaban más apoyo de la coalición internacional.

¿Se trata entonces de una falta de voluntad del ejército iraquí o está fallando la estrategia de la coalición internacional?

Barack Obama había indicado previamente que EI no estaba ganando, que sus victorias eran un "revés táctico".

Pero tal como señala el corresponsal en asuntos de seguridad de la BBC, Frank Gardner, "la incómoda realidad es que la coalición tampoco está ganando".

Estado "funcional"

Con cada victoria y cada avance EI se acerca a convertirse en un Estado funcional, dice Gardner.

Y esto, agrega, es una señal del fracaso de algunas de las potencias mundiales que se embarcaron en la cruzada contra ellos.

"Me parece que la estrategia de la coalición contra EI siempre ha sido algo inexistente", dice Charlie Winter, analista del Quilliam, un centro de estudios contra el extremismo con sede en Londres.

"Desde el principio se dedicó a bombardear las posiciones de EI con la esperanza de matar a algunos de sus líderes, acabar con algunas unidades de artillería, esas cosas", agrega.

"Pero aparte de eso, ha sido un sonado fracaso".

La estrategia de la coalición, sin embargo, no puede considerarse un fracaso total. En los últimos 11 meses los ataques aéreos han logrado éxitos como el rescate de las ciudades kurdas de Kobane y Erbil.

También logró expulsar a los militantes de EI de las represas de Mosul y Haditha.

Y la coalición ha ejecutado ataques de precisión que han matado a comandantes de EI.


"Para los islamistas, sin embargo, todo eso han sido pérdidas manejables; irritantes pero no una amenaza vital para su causa. Su marcha por el Medio Oriente continúa", explica Frank Gardner.

Y hasta ahora, dice, el mayor obstáculo que ha tenido EI no ha sido parte de una estrategia de la coalición sino resultado de una alianza de Irán con Irak.

"El gobierno iraquí recapturó la ciudad de Tikrit, de mayoría sunita, gracias en gran parte por el aporte de las milicias chiitas entrenadas y armadas por los iraníes", dice el corresponsal de la BBC.

"Los ataques aéreos de EE.UU. fueron convocados a último momento cuando el ejército iraquí asumió el control de las milicias chiitas".

Campaña "descoordinada"

En papel, la coalición liderada por EE.UU. contra EI cuenta con el respaldo de una impresionante lista de países preparados para acabar con los militantes.

Pero sus intereses no son necesariamente los mismos.

"El problema es la divergencia de intereses y estrategias de los contrincantes de EI", le dice a la BBC Aimen Deen, analista y experto saudita en EI.

"EE.UU., la Unión Europea, el Consejo de Cooperación del Golfo, Turquía y el frente proiraní (el triángulo que forman Teherán, Damasco y Bagdad) así como la oposición de Siria, todos pelean una campaña descoordinada", opina Deen.


Además, la campaña de la coalición se circunscribe a ataques aéreos y, dicen los expertos, lo que se puede conseguir desde el aire tiene sus límites.

"Al final –considera Frank Gardner– la campaña sólo se decidirá en el terreno y actualmente no hay una fuerza universalmente aceptada que pueda asumir ese trabajo".

EI ha logrado eclipsar a los otros grupos rebeldes en Siria y su único enemigo real en ese país es el régimen de Bashar al Asad, con su lista de atrocidades bien documentada.

Los kurdos han estado combatiendo con tesón para defender su tierra del avance islamista con la ayuda de la aviación estadounidense. Pero no están preparados ni tienen el ánimo de salir a luchar fuera de su territorio.

De pronóstico grave

El domingo Ashton Carter reiteró la oposición de la administración de Barack Obama de enviar soldados estadounidenses al terreno para pelear al lado de los iraquíes contra EI.

EE.UU. tiene 2.000 instructores y asesores en Irak, pero sus esfuerzos por hacer del ejército iraquí una fuerza competente no parecen haber dado resultados.

Las milicias sunitas en ese país, que fueron reclutadas exitosamente en 2007 para expulsar a al Qaeda, se han decepcionado con las autoridades chiitas que gobiernan Irak.

Al parecer, los únicos capaces de hacer frente a EI en el campo de batalla son los chiitas apoyados por Irán, los cuales incluyen a militantes de Hizbolá enviados desde Líbano y a los iraquíes que cuentan con el apoyo directo de la Guardia Revolucionaria Iraní.

Pero esta fuerza no sería popular en las regiones de población sunita en Irak.

Así, las cosas en el terreno se ven muy complicadas. Y el pronóstico para Medio Oriente, al menos en el corto plazo, es grave.

"La toma de Ramadi y Palmira no será el último contratiempo de la coalición anti Estado Islámico en Siria e Irak", opina Deen.

"Ahora cuando empiece el Ramadán (mediados de junio), la campaña de EI será implacable y casi imbatible".

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