Domingo: Empanadas pro-templo
Lunes: El desayuno de oración
Martes: El almuerzo de las damas
Miércoles: Café y pasteles después del culto
Jueves: Celebremos el cumpleaños del pastor (torta de chocolate y refrescos)
Viernes: Pizza con los jóvenes
Sábado: La Cena del Aniversario de la Iglesia
Parece que la costumbre de asociar las actividades de la iglesia con la comida está teniendo un efecto negativo en la salud de sus miembros. Según un estudio de Multi-Ethnic Study of Atherosclerosis, realizado con adultos entre 45 a 84 años de edad y auspiciado por el National Heart Lung and Blood Institute, las personas que asisten o participan semanalmente en los servicios religiosos tienen un 62% mayor de posibilidad de ser obesas, que aquellas que no lo hacen.
Obviamente el tema de la obesidad en nuestra sociedad no está limitado a las personas que asisten a la iglesia. Tampoco es exclusivamente el resultado de las comidas y celebraciones en las cuales participa la congregación, sin embargo, hay que admitir que la confraternidad y el compañerismo de estos eventos casi siempre carecen de un menú saludable y por lo tanto no ayudan a controlar el problema.
Datos y estadísticas: Huffington Post
Nota: Sin contar la vida social despúes de la iglesia (Comida Chatarra, comida de cine, etc)
De: Despuesdeldomingo.com
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