12 jun 2010

Ingenioso invento pone misioneros "a volar"


Es un carrito volador…un vehículo todo terreno que se maneja en las carreteras o si lo necesita…ir por los aires.

“Tenemos un sillón amplio para tres personas atrás…”, dice su creador Steve Saint. La Revista Mecánica Popular llamó a este inventor misionero; uno de los “10 innovadores más brillantes de 2009”.

“Es difícil para las personas que viven en un mundo desarrollado entender que en muchas partes del mundo donde no hay calles…”, añade Saint.

Pero Steve Saint sabe de lo que habla. Él es el hijo del misionero mártir y piloto, Nate Saint. Su historia se relata en el filme “Punta de lanza”, que revive el mortal ataque de un grupo de indígenas cuando Nate y sus amigos trataban de llevarles el evangelio.

“Siendo mi papá un piloto crecí con ese gen. Cristo nos comisionó a ir a partes del mundo donde el evangelio no llegado y donde Su iglesia no existe… y los aviones son parte del “ir” en las misiones”, menciona este inventor.

Saint y su equipo llamado “I-Tec” también desarrollan herramientas médicas. “Buscamos formas de poner al mando a personas de campo o misioneros que no han tenido un trasfondo de cuidados médicos, para que puedan satisfacer las necesidades de la gente como forma de abrir una puerta para el evangelio”.

El operador dental de “I-Tec” cabe en una mochila e incluye un taladro solar eléctrico. Saint ha entrenado personas en cuatro continentes sobre cómo arreglas dientes. “El primer curso toma 10 días, luego seguimos con uno 6 a 12 meses después. Ahora tenemos gente que no tuvo trasfondo en medicina que son expertos en esto en áreas fronterizas, y están enseñando a otros seguidores de Dios como ser técnicos dentales”.

Y todo viene de la experiencia que Saint ha tenido al vivir en la selva ecuatoriana. Su meta es proveerles a sus amigos en la jungla y a otros, herramientas que pueden usar para compartir la fe cristiana.

“A tomar esas herramientas y reinventarlas para que puedan calzar con las personas en esas áreas fronterizas, para que puedan construir la iglesia que empezó el movimiento misionero”, concluye Saint.

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