16 jun 2010

Balones llenos de esperanza

El fútbol goza de enorme popularidad en Sudáfrica, y en Orange Farms, cerca de Johannesburgo, es un imán para los jóvenes.

“Me gusta el fútbol porque quiero ser un profesional algún día”, dice alegremente un niño.

Otro menor también muestra su entusiasmo “el fútbol es mi deporte favorito y estamos en el 2010”.

Pero este partido es un poco diferente. Todo tiene que ver con los balones multicolores que están usando los muchachos. Cada color significa algo y todos juntos cuentan una historia.

El primer niño añade; “el negro es por nuestros pecados, y es importante que lo respetemos. Rojo es por la sangre de Jesús que lava nuestros pecados. Blanco es nuestro Espíritu Santo y amarillo es la nueva creación”.

Estos balones fueron donados hace poco a una organización llamada Jóvenes del Rey. Los jóvenes aprenden valores bíblicos a través de la oración, la alabanza y de líderes consagrados.

“Antes de repartir los balones éramos unos 200, 250. Pero ahora siempre el lugar está colmado de jóvenes”, dice Peter Sekhonyani, miembro de Jóvenes del Rey.

Antes de que comience cualquier partido los niños deben explicar el significado de los colores a sus amigos.

"Cuando lo entienden bien, tienen la oportunidad de quedarse con el balón”, añade Sekhonyani.

Desde que se donaron estos balones, se duplicó el número de muchachos que venían. Peter y su equipo aprovechan este nuevo crecimiento para hablarles de Jesús.

“Antes de venir a Jóvenes del Rey estaba robando dinero y azúcar. Pero cuando vine a Jóvenes del Rey mi vida cambió, mejoró. No robo, no peleo”, dice el segundo niño entrevistado.

“Gracias a estos balones veinte de mis amigos han llegado a Jesús”, dice el otro menor.

Sekhonyani reconoce la importancia de compartir el mensaje de salvación. “El evangelismo se hace cada vez más fuerte entre los muchachos que patean los balones de fútbol”.

El ministerio Jóvenes del Rey comenzó en la iglesia de Avivamiento Maranata en Orange Farms. Ahora se reúnen todas las tardes y ha crecido a dieciocho centros en la región. Todos haciendo lo mismo y todos con crecimiento.

“En los 18 centros que tenemos, hay más de 5.300 niños. Ese es el crecimiento que hemos visto desde que llegaron los balones de fútbol. Que ellos vengan a la iglesia, que escuchen el evangelio, que sean llamados, que pasen al frente, eso les da mucha confianza”.

Aun antes que lleguen los maestros en la tarde, los jóvenes mismos inician las reuniones, orando, cantando, y testificando de la bondad de dios en sus vidas.

Sekhonyani comenta sobre el impacto que reciben los padres. “Después de dos o tres semanas los padres vienen también, porque los muchachos comienzan a evangelizar sus propios hogares, diciendo que aquí se les enseña como orar, se enseña como nuestros pecados son perdonados, se enseña como vivir una vida limpia, honrando a los padres. Y los padres se interesan cuando los niños dicen eso. No solo vemos a los niños venir a las iglesias, también vemos a los padres venir a las iglesias”.

Gracias a Jóvenes del Rey estos muchachos están escogiendo una vida diferente a la de muchos de sus compañeros.

“Durante los últimos dos meses tuvimos alborotos en Orange Farms. No participó ni uno de estos muchachos. Ninguno de los 18 centros participó porque los niños mismos me dijeron, somos demasiado inteligentes. Ahora entienden que este evangelio es un evangelio de paz, es un evangelio de amarse los unos a los otros, es un evangelio de honrarse unos a otros. Esto es el resultado que vemos de la vida de los jóvenes”, dice Sekhonyani.

Peter espera aprovechar el gran interés en la Copa Mundial más la donación de estos balones para alcanzar un objetivo mucho mayor. Quiere ver toda una generación de jóvenes transformados por el mensaje de Cristo.

“Cambiar una nación requiere toda una generación. Eso es lo que pretendemos hacer con Jóvenes del Rey. Estamos trabajando para tener Jóvenes del Rey en cada provincia, donde podrán juntarse, aprender las mismas cosas que aprenden aquí, donde podemos llevar el fútbol más allá de la Copa Mundial. Y como resultado esa generación tendrá que cambiar la nación”.

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