31 mar 2010

Manual para personas altamente sensibles (PAS)

Todos conocemos a alguien que sólo con mirarle ya se “mosquea”. Los psicólogos los llaman PAS: Personas Altamente Sensibles y advierten que tras ellas se oculta una urgente necesidad de estima y una visión muy subjetiva de la realidad.

Si el lector se atreve a averiguar si es un PAS, no tiene más que ver si tiene coincidencias con el siguiente perfil:

1. Tiene una baja autoestima y es muy vulnerable emocionalmente.
2. Pierde el control cuando sospecha que murmuran sobre él o cuando se siente atacado por algún comentario.
3. Le afecta cualquier opinión y continuamente piensa en lo que debería haber respondido en el momento de "ser atacado".
4. Tiene menos en cuenta los comentarios positivos que las críticas o comentarios negativos.
5. Busca el reconocimiento externo en todo lo que hace y se valora en función de la opinión de su entorno.
6. Sus reacciones son imprevisibles.

CONSEJOS SALVADORES
En caso de un resultado afirmativo, o si tiene algún conocido hipersensible, no desespere. Existen pautas a seguir para facilitar las relaciones con los demás y evitar las fricciones.

El listado de seis consejos para los PAS es el siguiente:

Poner las opiniones en cuarentena. En caliente tendemos a dramatizar situaciones que 24 horas más tarde pueden no tener importancia. Por el mismo motivo, no conviene enviar un correo electrónico cuando nos sentimos dolidos.

Suspender el juicio. Cuando juzgamos a alguien, inevitablemente emitimos un veredicto e incluso un castigo psicológico. Podemos evitarlo renunciando a fiscalizar a los demás.

No pronosticar las conductas ajenas. Muchos conflictos nacen en la mente de la persona susceptible, que prevé una reacción adversa por parte de alguien, o bien espera algún tipo de gratificación por un favor realizado. Si no proyectamos lo que tiene que suceder, seremos más inmunes a la decepción.

Cultivar la flexibilidad. Siguiendo el proverbio indio "es más fácil calzarte unas zapatillas que alfombrar el mundo entero", podemos invitar a la PAS a adaptarse a los demás simplemente con el ejercicio de ponerse en su lugar: la práctica de la empatía.

Valorar el hecho, no la persona. Una actuación puede ser más o menos afortunada, pero su impacto psicológico es mucho más suave si no enjuiciamos a la persona en su conjunto. Al valorar el acto en sí ganamos frialdad emocional.

Prevenir conflictos. Puesto que cada enfado conlleva luego gastar mucha energía mental para mantenerlo o reconducir la situación, hay que aconsejar a la persona hipersensible que evite su inicio.

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