La rafle (La redada), dirigida por Rose Bosch, es una película dura. El filme narra un episodio de colaboracionismo nazi silenciado durante décadas por el Estado francés. Tuvieron que pasar casi 70 años para que los ciudadanos puedan visualizar este negro capítulo de su historia.Entre el 16 y el 17 de julio de 1942, la policía francesa detuvo a 13.185 judíos en el área de París. Por falta de espacio en los campos de concentración desde los que eran enviados a las cámaras de gas de Alemania y Polonia, 8.000 de ellos fueron hacinados en condiciones infrahumanas en el Velódromo de Invierno de la capital francesa. Las operaciones las ordenaron las autoridades galas. Y para demostrar a los nazis su capacidad de represión, decidieron deportar también a los niños pese a que los alemanes no estaban interesados en ellos. Este negro episodio de la historia de Francia, silenciado durante mucho tiempo, ha sido llevado por primera vez al cine.
Con Jean Reno y Melanie Laurent en dos de los papeles principales, la ambiciosa producción dirigida por Rose Bosch ha llegado a los cines acompañada de una gran expectación. Y es que el estreno de La rafle ha levantado un telón que cubría un episodio negro de la historia de Francia. Si tuvieron que pasar 53 años para que el Estado francés reconociera, en 1995, su culpa en los crímenes perpetrados durante la ocupación, han tenido que pasar 15 más para que los ciudadanos puedan visualizar un horror del que no existen fotos ni imágenes.
Bosch, hija de un exiliado catalán, ha sido quien ha logrado rescatar para la película los escasos testimonios vivos, que hasta ahora habían callado, y ha reconstruido en Hungría el Velódromo -derruido en los años 60- y el campo de Beaune-la-Rolande, uno de los puntos de partida de los llamados trenes de la muerte.
REALISMO ASFIXIANTE
El espacio y el ambiente recreados en el decorado eran tan aproximados a la realidad que cuando entró Joseph Weismann, que tenía 11 años en el momento en que fue detenido con su familia en su casa de Montmartre, inmediatamente percibió un olor inmundo. "Tuve que salir afuera a respirar, en realidad yo era el único que sentía esa peste. La impresión fue tan fuerte que me proyectó 68 años atrás. En el Velódromo --relata-- hacía un calor asfixiante, apenas había lavabos, no teníamos agua, el ruido era ensordecedor, no había espacio para tumbarse...".
La directora de la paleícula ha tomado como hilo conductor la odisea de este niño que logró escapar del campo de concentración después de ser separado de su madre y de sus hermanas. Weismann aparece en una secuencia con su nieto. Su hijo interpreta a uno de los gendarmes que participaron en la redada.
Los actores principales tampoco eran ajenos al drama. Los abuelos de Melanie Laurent regresaron milagrosamente de Auschwitz. Cuando la joven actriz llamó para aceptar el papel tras leer el guión escrito por Bosch, estaba hecha un mar de lágrimas. Su interpretación de la enfermera enviada al Velódromo con la orden de no contar nada de lo que viera allí sale directamente de las tripas. Por su parte, Jean Reno, criado de niño entre judíos en Rabat e hijo de inmigrantes, ha vivido a flor de piel el personaje del sacrificado doctor con la estrella de David cosida en la pechera.
UN TEMA DELICADO
Bosch ha tenido una motivación especial para hacer este filme. Está casada con el productor Ilan Goldman (Casino, de Martin Scorsese; Cristóbal Colón, de Ridley Scott...), hijo a su vez de supervivientes de la gran redada.
La directora admite que el hecho de ser hija de inmigrantes le ha permitido tener "la distancia necesaria" para abordar un tema tan delicado. Porque la herida de un país "que ha navegado entre la ilusión de haber estado del lado de la resistencia y el sentimiento vergonzoso del colaboracionismo" aún está lejos de cicatrizar.
"Los comisarios que ordenaron la redada murieron ricos y bien considerados. No se ha hecho justicia", lamenta Weismann, que considera La rafle como su "testamento".
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