9 feb 2009

El afán por alargar el fin de semana perjudica el sueño y complica el lunes

 

El científico australiano Tim Olds podría haber descubierto por qué la mayoría de las personas empiezan los lunes con mal pie. Según un estudio presentado en una conferencia de la Asociación Austroasiática sobre el Sueño, la noche que menos se duerme, sería la que transcurre del domingo al lunes. Pese a que el estudio se ha hecho entre niños y adolescentes, las conclusiones posiblemente también se podrían aplicar a los adultos.

El análisis de Olds ha incluido a 4.000 niños y adolescentes australianos de edades comprendidas entre 9 y 18 años. Analizando sus hábitos, el científico ha llegado a la conclusión de que estamos acostumbrados a trasnochar los viernes y los sábados, y que "el domingo nos acostamos tarde porque no queremos dejar el fin de semana atrás". Esto causa un déficit de horas de sueño que tiene consecuencias negativas: un sistema inmune más débil, dificultades para memorizar y problemas de atención.

Olds también ha calculado cómo cambian los patrones de sueño a medida que crecemos. Como término medio, los niños australianos de 9 años duermen 10 horas cada noche. Este tiempo se reduce en 9 minutos por cada año cumplido hasta alcanzar los 18. Pero además, en las noches que separan dos días lectivos los adolescentes reducen aún más su tiempo de descanso.

Paradójicamente, los fines de semana sí descansamos el tiempo suficiente. Esta diferencia es especialmente extrema en Corea, donde estudios recientes muestran que los jóvenes duermen 4 horas y media durante la semana escolar, frente a una media de 13 horas de descanso nocturno en fines de semana y vacaciones.

Por lo que se refiere a los niños y adolescentes españoles, los expertos aseguran que también sufren una falta de sueño crónica, ya que más de un 60% duerme una hora o dos menos de las nueve aconsejadas.

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