La expulsión del Embajador de los Estados Unidos, Philip Goldberg, por parte del gobierno boliviano, y la conflictiva situación política y social que vive este país han causado que varias misiones evangélicas, a sugerencia del gobierno norteamericano, decidan replegar a decenas de misioneros que trabajaban allí en diferentes áreas.
En primer lugar se ha optado por el retorno de las mujeres misioneras. Algunas de ellas con muchos años de servicio al pueblo boliviano. Uno de estos casos es el de Bertha Lewis, quien llevaba 34 años como docente de Teología en seminarios y en la Universidad Evangélica y que se va con la esperanza de volver, ya que sus amigos y familia son de Bolivia.
Otro ejemplo es Dana Wilson, que llevaba 10 años en Bolivia, es parte de la nueva generación de misioneras que se ve obligada a salir de este país, lo que ha sido un golpe muy fuerte para ella, ya que considera a Bolivia como su hogar.
Durante muchos años el pueblo boliviano ha recibido el apoyo de los misioneros norteamericanos. Uno de los casos más notables es el de la Dra Mery Scheflen. Durante los 56 años que ha permanecido en Bolivia fundó escuelas y colegios, un instituto teológico y la primera Universidad Evangélica de Bolivia y Sur América.
El aporte que la Dra Mery Scheflen ha hecho a la educación boliviana ha sido reconocido por diversas instituciones y autoridades. Ahora al tener que salir inesperadamente del país, ella ha expresado su identificación personal con la nación y el pueblo bolivianos.
Aunque otros muchos misioneros todavía no han salido de Bolivia, sin embargo evalúan tomar una decisión sobre esta posibilidad.
Con la salida de los misioneros norteamericanos diversos ministerios evangélicos se verán afectados, una situación a la que debe resignarse la Iglesia cristiana evangélica en Bolivia.
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