15 oct 2008

La Bella Durmiente o Blancanieves ¿hoy estarían divorciadas?

La Sociedad Europea de Cuentos de Hadas pone en duda si los ´finales felices´ de las historias de amor de los cuentos tradicionales se darían en el siglo XXI.

De haber vivido en el siglo XXI, la Bella Durmiente y Blancanieves ya se habrían divorciado. Pasaron gran parte de su cuento de hadas sumidas en un sueño profundo y, tras despertar al calor del primer beso de amor, se casaron con un completo desconocido, algo que sólo termina bien en la literatura.

Ésa es la tesis del germanista Wilhelm Solms, que presentó una ponencia en el congreso internacional de la Sociedad Europea de Cuentos de Hadas (EMG), en la localidad bávara de Bad Brückenau, que este año abordó el concepto de "final feliz".

Según explicó, las parejas que inician su andadura común en esas condiciones, tienen pocas probabilidades de perdurar. A su juicio, los galanes de esas historias lo único que sabían de los seres deseados es que eran "hijas de reyes y guapas".

Su idea de desmitificar los finales felices proviene de su convicción de que esas bodas de cuentos de hadas quedan grabadas en el subconsciente de los niños -sobre todo de las niñas- que luego se crean unas expectativas "irreales" de sus parejas "reales". "Se crea la ilusión de que el otro debe hacerme feliz a mí y no de que yo debo hacer feliz al otro", explica el germanista, quien afirma haber observado el "desencanto" posterior al enamoramiento en un sinnúmero de ocasiones.

La leyenda del zapato de cristal, el hada madrina y la calabaza convertida en carroza que sigue encandilando corazones en todo el mundo es, para Solms, un reflejo de los "sueños de muchas niñas que anhelan ser salvadas por un príncipe para no tener que abrirse camino en la vida ellas solas".

Sin embargo, para la librera y "cuentista" Lindre Knoch, que también participó en el congreso junto a otros 300 expertos, el tradicional "final feliz" no es producto de la casualidad, sino que siempre es consecuencia del trabajo bien hecho por parte del héroe o la heroína.

A su juicio, el "felices para siempre" no surge espontáneamente del fugaz flechazo inicial sino que se alcanza tras superar las "pruebas difíciles" a las que deben enfrentarse los protagonistas.

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