Científicos de la Universidad de Oxford han descubierto un «analgésico» tan antiguo como barato. La fe religiosa puede ayudar a aliviar el dolor, de acuerdo con un estudio en el que mirar un cuadro de la Virgen María hizo disminuir la sensación de dolor en un grupo de católicos practicantes. Ese efecto no fue experimentado por un grupo de ateos o agnósticos. Ni creyentes ni no creyentes experimentaron reacción alguna al contemplar un cuadro profano de Leonardo da Vinci.
En el estudio tomaron parte dos grupos de voluntarios, uno integrado por un grupo de doce estudiantes católicos que practican habitualmente su religión, y el otro por doce estudiantes que se declaran ateos o agnósticos. En las pruebas, realizadas por un equipo del Centro para la Ciencia de la Mente de la Universidad de Oxford, dirigido por Katja Wiech, a los participantes se les enseñaron dos cuadros. Tanto los católicos practicantes como los no creyentes indicaron niveles semejantes de dolor tras contemplar el óleo pintado por Leonardo da Vinci.
DOS IMÁGENES DISTINTAS
Uno de ellos era una imagen de la Virgen María pintada en el siglo XVII por el artista italiano Sassoferrato, que presenta a la Madre de Dios con la mirada baja y las manos juntas, en actitud orante. El otro era «Mujer con armiño», un lienzo del siglo XV realizado por Leonardo da Vinci, que es también una pintura con una figura de apariencia delicada, igualmente mujer y transmisora de sosiego. Después de mirar una de las imágenes durante treinta segundos, a los voluntarios se les aplicaron pulsos eléctricos durante doce segundos y luego se les pidió que calificaran la intensidad de ese dolor en una escala que iba de cero a cien. La misma operación se repitió con la otra pintura.
Según los investigadores, tanto los católicos practicantes como los no creyentes indicaron niveles semejantes de dolor tras contemplar el óleo pintado por Leonardo da Vinci. Sin embargo, hubo una marcada diferencia en el caso de la contemplación de la tela de Sassoferrato. Tras mirar la Virgen María durante treinta segundos, los creyentes sintieron de promedio un 12 por ciento menos de dolor que los no creyentes. Estos no notaron ninguna diferencia entre ambas partes del experimento.
CLARAS DIFERENCIAS
Cuando el equipo de Wiech examinó los escáneres del cerebro realizados a cada uno de los participantes, observó que existían claras diferencias. Después de asumir personalmente la dulzura del rostro y actitud de la Virgen, un área del cerebro llamada corteza ventrolateral prefrontal se iluminó en el caso de las personas religiosas. Según Wiech, «los católicos activaron un mecanismo del cerebro que es bien conocido de la investigación sobre el efecto placebo y la analgesia. Ayuda a la gente a reinterpretar el dolor y lo hace menos amenazador. Esas personas se sienten seguras mirando a la Virgen María, se sienten atendidas, de manera que todo el contexto del test cambia para ellas».
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