La Sociedad Bíblica de Rusia ha distribuido el primero de los muchos Nuevos Testamentos para niños —a la par de ayuda humanitaria— en Osetia del Sur.
La visita de distribución a la región de parte del personal los días 30 y 31 de agosto, fue la respuesta de la Sociedad a los acontecimientos de agosto, cuando Osetia del Sur se convirtió en el frente de batalla en la confrontación entre Rusia y Georgia.
«El año escolar en Rusia y en todas las antiguas repúblicas soviéticas tradicionalmente comienza el 1º de septiembre», explicó Nikolay Kournikov, el director ejecutivo asistente de la Sociedad Bíblica de Rusia. «Por eso era importante llevarles a los niños los útiles escolares necesarios antes de que comenzaran las clases. Nos unimos a hermanos de la Unión Bautista de Rusia que les llevaban maletines con útiles escolares a los niños de Osetia del Sur».
La Sociedad Bíblica y la Unión Bautista visitaron dos Iglesias en la capital, Tskhinvali y, con la ayuda de miembros de las Iglesias, entregaron maletines a los niños que asistieron a las iglesias.
«Los maletines contenía juegos de útiles escolares: bolígrafos, lápices, reglas, cuadernos y, por supuesto, la Palabra de Dios —el texto principal sobre los principios de paz de la vida––», agregó el señor Kournikov.
«Durante el evento, el alcalde de Tskhinvali se nos acercó para darnos las gracias por los regalos de los niños, en nombre de la administración de la ciudad», dijo el señor Kournikov. Los Nuevos Testamentos para niños que se entregaron durante la visita alcanzaron varios cientos, y se regalaron más a los niños de la calle, pero no serán los últimos. En los meses que vienen la Sociedad Bíblica de Rusia hace planes para enviar miles de ejemplares de Escrituras a las iglesias y organizaciones misioneras de Osetia, para que los distribuyan y los empleen en eventos de alcance evangelístico.
En carta dirigida a Avtandil Guruli, director ejecutivo de la Representación de las SBU en Georgia, Merab Gaprindashvili, arzobispo interino de la Iglesia Bautista Evangélica de Georgia ofrece una perspectiva de la situación de refugiados en Georgia a principios de agosto.
El arzobispo informa sobre un relato de cómo las aldeas georgianas en la zona de conflicto están «llenas de cadáveres». Debido al calor extremo, comenzaron a descomponerse y fueron muy pocos los que quedaron en la comunidad que pudieran cavar tumbas.
«Hay un verdadero peligro de que una epidemia se extienda en la región», escribe. «Ante los brutales ataques contra civiles, el saqueo y las violaciones, los jóvenes se vieron obligados a huir de sus casas». Explica que el éxodo dejó comunidades desiertas, salvo por ancianos que se quedaron para cuidar los animales domésticos.
En la carta, el arzobispo también habla del saqueo a pueblos y aldeas georgianas a manos de rusos y osetianos, y de «enormes camiones militares que eran cargados con televisores, refrigerados, muebles, alfombras, etc., y enviados a Rusia y Osetia».
El arzobispo luego cuenta algunas historias de refugiados de Gori, a setenta y seis kilómetros al oeste de Tbilisi, que se han acomodado en el Centro Beteli. El centro, en el que se encuentran un geriátrico y varias instituciones de aprendizaje, incluso un centro de capacitación pastoral, fue iniciado por el arzobispo Malkhaz Songulashvili, obispo director de la Iglesia Bautista Evangélica y anterior secretario general de la representación de las Sociedades Bíblicas Unidas en Georgia.
Hay actualmente cuarenta refugiados en el Centro, el más anciano un hombre de ochenta y siete años, el más joven, una bebita, Mariam, nacida hace apenas diez meses.
En la carta se describe a una familia de siete miembros, incluso una abuela y tres hijas, la mayor de catorce años, quienes huyeron de su apartamento en Gori.
«No esperábamos que las tropas rusas llegara a Gori», dijo la madre de las niñas. «Nos dimos cuenta que era más peligroso quedarnos en un apartamento que en una casa privada. Nos trasladamos a la casa de unos parientes y pasamos dos días en el sótano. Cuando los soldados rusos tiraron una bomba en el centro de Gori, matando a seis personas e hiriendo a veinte, decidimos huir. Llegamos a la carretera principal a Tbilisi y les rogamos a los que pasaban en vehículos que nos llevaran a la capital.
Archil Tenadze, el padre de una joven familia ortodoxa que ahora vive en el Centro Beteli, no es esta la primera vez que experimenta la guerra. Tenía ocho años cuando a su familia la obligaron a salir de Tskhinvali en la época de la primera guerra entre Georgia y Osetia, en 1991. Su familia se mudó a la aldea de Ditsi, a tres kilómetros de Tskhinvali, y ha vivido allí con sus abuelos desde hace diecisiete años, hasta ahora.
«Soy refugiado por segunda vez… y apenas tengo veinticinco años», dijo.
La primera noche después de comenzar la guerra el mes pasado, él, su esposa Tea y su hijita de dos años se escondieron en el sótano. Al día siguiente salió con su familia para Gori y de allí a Tbilisi; y regresó a la aldea para llevar a sus padres a Tbilisi. Después de toda una noche en el sótano, al amanecer se unió a una columna de miles de personas que se dirigían a la capital.
Cuando llegaron a la ciudad, varias horas más tarde, se acomodaron en una guardería infantil abandonada, con cientos de otros refugiados. Archil dejó a sus abuelos en la aldea y aún no sabe si siguen con vida.
Hay doscientos sesenta campamentos de refugiados en Tbilisi, principalmente en escuelas y guarderías infantiles.
«Trabajamos muy de cerca con el Ministerio de Refugiados», le dice el arzobispo a Avto, «y bajo la supervisión de ellos les suministramos alimentos a varios campamentos. Afortunadamente, contamos con suficientes camas en el Centro Beteli. Trajimos colchones, sábanas, toallas y demás. Con urgencia se necesitan alimentos, ropa, medicamentos y tratamiento psicológico, especialmente para niños. Hay niños que no pueden dormir por la noche, porque tienen mucha ansiedad».
Su carta termina con una nota de gratitud. «Por último, permítanme expresarles nuestra profunda gratitud a todos ustedes por sus oraciones, llamadas telefónicas, amor, estímulo y apoyo financiero».
Fuente: LaBibliaWeb.com
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