La actividad constante, gratificación instantánea y entretenimiento sofisticado, son enemigos del potencial creativo y la libertad de pensamiento de los más pequeños.
Un estudio realizado por Teresa Belton y Esther Priyadharshini, de la Universidad de East Anglia (Reino Unido), ha llegado a la conclusión de que aburrirse estimula la creatividad y el estar siempre ocupados la aniquila por completo.
Según concluyen las investigadoras, especialmente durante los primeros años de la vida es imprescindible que permanezcamos ociosos durante un tiempo.
Esto nos permite desarrollar la imaginación y la creatividad, y aprender a "valernos por nosotros mismos. Lo malo es que en la sociedad actual los padres proporcionan a sus hijos actividad constante, gratificación instantánea y entretenimiento sofisticado, que son enemigos del potencial creativo y la libertad de pensamiento de los más pequeños.
Por eso, en la revista The Cambridge Journal of Education, Belton reclama que el aburrimiento sea reconocido como una emoción humana legítima que representa un papel central en el aprendizaje y la creatividad.
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