19 feb 2008

Los Simpson, irreverente y firme apoyo a la familia y a la presencia de Dios en la sociedad

La familia Simpson frecuenta la iglesia local. A pesar de la permanente y a veces irreverente ironía, la familia más destartalada de la televisión representa una clara visión moral de la vida. Además el sentido de lo espiritual o sagrado está presente en muchos capítulos.


Es una de las familias más desastrosas e irreverentes de la pequeña pantalla y, sin embargo, una de las pocas que nunca rechaza la idea de Dios ni de la justicia divina, y casi la única que transmite que sólo en el seno de una familia el ser humano es comprendido y querido tal y como es.

Con la institución familiar como núcleo de la trama narrativa, vemos cómo ésta es motivo constante de gags y burlas, pero también es reconocida como el único y verdadero punto de referencia en clave social.

El punto de referencia más fuerte es la relación personal entre sus miembros, con una recíproca y sólida unión entre cada uno de sus miembros: Homer, el padre, gordo, perezoso y devoto de la cerveza y los donuts. La madre, Marge, ama de casa, correcta y amable; los tres hijos: Bart, el cabeza loca de la familia, Lisa, la sabihonda ecologista y la bebé Maggie.

El gran secreto de su acogida es, precisamente, la identificación del público con alguno sus personajes. Así lo describe recientemente el periodista italiano Salvarani: "Desde la situación más aparentemente, frustrada, patética, demencial: el abuelo más allá que acá, el vecino ultra de la fe, el presidente frustrado y amante del dinero que añora la epopeya de Vietnam y el hindú gestor del minimarket a la busca de un alma gemela, el mefistofélico industrial desinteresado de los desastrosos efectos ambientales de su industria y el gamberro de la escuela necesitado de cariño, todos ellos nos rescatan del abismo".

Además, y a pesar de reconocerse un hombre poco religioso, Homer habla frecuentemente con Dios. Las dudas de fe, el diálogo interreligioso, el debate entre creacionistas y evolucionistas, o la oración, son temas recurrentes.

El domingo, todo el pueblo acude al culto dominical de una iglesia evangélica, aunque con muy diversos niveles de atención al sermón. Como afirma el experto Luca Raffaelli, los Simpson son, en definitiva, la única serie televisiva animada que se permite hablar de Dios, y con D mayúscula.

MARK PINSKY
Y eso que la serie de dibujos animados Los Simpson fue duramente criticada por evangélicos y políticos conservadores cuando fue lanzada hace 15 años en la televisión de EEUU. Sin embargo, sostiene también el periodista y escritor estadounidense Mark Pinsky, autor del libro "El Evangelio según los Simpsons - La vida espiritual de la familia más divertida del mundo”, tiene un gran contenido religioso, de fe y de valores.

El periodista estadounidense, que se declara un judío comprometido, admite que la serie de la televisión se burla de todas las instituciones modernas, y también de la religión, pero en ningún momento cree que se cuestione la existencia de Dios, lo que es importante para él. Es más, Pinsky agrega que los Simpsons oran antes de cada comida, van (o intentan ir) a la iglesia todos los domingos; con frecuencia leen y hacen referencias a la Biblia; y oran en voz alta en los momentos difíciles. Todos ellos aspectos positivos para la fe. Frente a esto, el pecado que la serie de Matt Groening más critica (muy bíblicamente), según Pinsky, es la hipocresía.

La serie, entiende el periodista, es básicamente un retrato y acercamiento en clave de humor a lo peor y lo mejor de la sociedad estadounidense, y el hecho religioso está incluido. Pero esto no quita que en el fondo la fe y Dios no entren en esta crítica (aunque sí la hipocresía religiosa y de las instituciones).

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