Ahora resulta que discutir, especialmente si es en pareja, es bueno para la salud, y que una buena riña a tiempo con el cónyuge puede alargar considerablemente las expectativas de vida de los que discuten, claro está, siempre que esten lejos de cualquier actitud violenta.
Son las conclusiones de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Michigan y publicado en el último número de "Journal of Family Communication". La investigación fue dirigida por Ernest Harburg, profesor emérito en la Escuela de Salud Pública y el Departamento de Psicología de esa Universidad.
El estudio revela que las parejas en las que ambos miembros reprimen su enfado cuando se sienten "atacados" por el otro, viven menos y mueren más jóvenes que los miembros de parejas en las que se expresan abiertamente su enojo e intentan resolver los conflictos.
192 PAREJAS ESTUDIADAS
Los investigadores siguieron de cerca a 192 parejas durante diecisiete años. Después las clasificaron en cuatro grupos: en el primero, marido y mujer comunicaban abiertamente su ira; en el segundo y tercer grupos, uno de los cónyuges expresaba su enojo mientras que el otro lo suprimía; y en el cuarto grupo tanto el esposo como la esposa interiorizaban su ira y nunca llegaban a exteriorizarla.
En el grupo en que ambos cónyuges suprimían su enojo hacia el otro, la muerte temprana fue dos veces más probable que entre todos los demás grupos juntos. Durante los 17 años monitorizados, se produjeron 13 fallecimientos entre las 26 parejas que nunca manifestaban su enfado (un 14% del total de las parejas estudiadas), mientras que sólo hubo 41 fallecimientos entre las 166 parejas de los tres grupos restantes.
Un análisis más detallado del grupo que nunca discutía reveló que en el 27% de esas parejas, uno de los dos cónyuges perdió la vida durante el período del estudio. Y que en un 23% de los casos ambos murieron.
En cambio se registró una escasa mortalidad entre los matrimonios de los otros tres grupos: el 6% de las parejas restantes (las que pertenecían a los otros tres grupos) murieron los dos cónyuges, y sólo en el 19% de los casos falleció uno de sus miembros.
RESOLVER LOS CONFLICTOS
Harburg asegura que cuando las parejas se reúnen, una de sus tareas principales es la reconciliación. Habitualmente nadie tiene la preparación adecuada para abordar estas cuestiones. El punto crucial es, cuando ocurre el conflicto, como resolverlo.
El científico anuncia que su equipo está recolectando datos de seguimiento de un periodo de 30 años. En ellos aparecen tasas de mortandad casi dos veces mayores a las encontradas hasta ahora.
Fuente: Agencias. Redacción: ACPress.net
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