Un pastor blinda con hormigón su templo en una favela de Río de Janeiro. El pastor evangélico Odalirio Luis da Costa, de la Iglesia Congregacional de la favela Acari, uno de los lugares más miserables de la periferia de Río de Janeiro, ha querido conjugar su fe en Dios con el sentido práctico, terminando el blindaje de su iglesia, situada donde el tráfico de drogas es más intenso, reforzando con hormigón la fachada y la puerta principal.
La obra, financiada con ayuda de los fieles de la iglesia, con escaso poder de adquisición, ha costado 30.000 reales (unos 11.500 euros).
Da Costa era sargento paracaidista antes de hacerse pastor evangélico. Lleva trabajando en esa favela desde hace 20 años, durante los cuales ha participado en el proyecto Fábrica de Esperanza y sido director del Centro de Derechos
Humanos.
Cansado de que, durante los cultos religiosos, los fieles tuvieran con frecuencia que tumbarse en el suelo para evitar las balas perdidas que entraban en el templo durante los tiroteos entre policías y traficantes de drogas, Da Costa decidió blindar la fachada de 15 metros de la iglesia con hormigón armado y hierro, con un espesor de 10 centímetros.
También ha blindado la puerta de hierro, reforzándola por detrás con un muro de hormigón. Lo único que no está blindado es el techo del templo.
Da Costa recorre las estrechas calles de la favela con un coche al que ha acoplado unos altavoces gigantes y desde ellos reza oraciones, anima a dejar la droga.
Según este pastor, la mitad de los jóvenes que trabajan para los narcotraficantes dejarían esa vida si tuvieran alternativas creíbles.
Fuente: El País. Redacción: ACPress.net
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