22 oct 2017

La verdadera prosperidad

Lectura: Hebreos 11:35-40

La Biblia ciertamente dice lo siguiente: “Mi Dios, pues, suplirá toda necesidad de ustedes conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Fil.4:19).  Sabemos que los recursos de Dios son ilimitados  y por supuesto puede proporcionar de acuerdo con su medida, a quienes Él disponga. ¿Entonces, tenemos derecho de esperar que nunca estemos enfermos, hambrientos, ni padezcamos por necesidades materiales?

Esto es lo que enseñan hoy algunos “predicadores”. Un conocido “predicador” y escritor que promueve el “evangelio” de la prosperidad, escribió lo siguiente: “La Palabra de Dios, simplemente revela que la carencia y la pobreza no están en conformidad con la voluntad de Dios para él que obedece…La voluntad de Dios es la prosperidad”. Según lo que enseña este mercader, los grandes héroes de la fe de Hebreos 11 vivieron una vida fracasada y en desacuerdo con la “voluntad” de Dios, por lo cual fueron desobedientes a Él.

Con respecto a estos grandes hombres y mujeres de la  fe, los versos 37 y 38 del capítulo 11 de Hebreos nos dicen lo siguiente: “Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a espada. Anduvieron de un lado para el otro, cubiertos de pieles de ovejas y de cabras; pobres, angustiados, maltratados. El mundo no era digno de ellos. Andaban errantes por los desiertos, por las montañas, por las cuevas y por las cavernas de la tierra”.

Si bien es cierto a Dios le preocupa nuestro bienestar,  Él conoce las razones y el momento, lo que nos conviene y lo que no, así como la cantidad adecuada a la hora de proporcionarnos algo.  Su mayor preocupación es nuestra salud espiritual, la verdadera prosperidad.  Es por ello que como sus hijos e hijas debemos confiar en Él, y admitir que la adversidad puede ser una manera por medio de la cual, Dios desea que aprendamos una lección que nos haga crecer en nuestro andar en su camino.

  1. Siempre es más difícil dar gracias a Dios cuando las cosas no van tan bien, pero recuerda que cuando se presentan las situaciones complicadas en nuestra vida, crecemos en la fe.
  2. Dios quiere llenar la mayor necesidad de todas, corazones que necesitan de Su amor. Tú también puedes ser un instrumento para que otros conozcan las riquezas espirituales que tiene nuestro Señor, comparte tú fe con otros.

HG/MD

“Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor ni de mí, prisionero suyo. Más bien, sé partícipe conmigo de los sufrimientos por el evangelio, según el poder de Dios” (2 Timoteo 1:8).

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