3 may 2010

La falta de perdón, amarga el alma y enferma el cuerpo

El perdón, ciertamente es un don de Dios, además forma parte del fruto del Espíritu Santo en nuestra vida, es el poder de Dios que se mueve a través del amor y el conocimiento glorioso de la sabiduría, es el poder divino de Dios dado a los hombres y mujeres. La falta de perdón es como un veneno que tomamos a diario a gotas pero que finalmente nos termina envenenando y destruyendo a los que nos rodea.

El perdón nos libera de ataduras y de enfermedades, que nos amargan el alma y enferman el cuerpo. La falta de perdón ata a las personas desde el resentimiento. Te tiene encadenado. En la palabra de Dios dice: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda maldad. Más bien, sed bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Efesios 4:31-32

El verdadero perdón se logra a través del amor de Dios, porque somos templos del Espíritu Santo. Humanamente será imposible, aun los mismo creyentes que no mantienen una verdadera comunión con Dios, le será imposible ejercer el poder del perdón.

Recuerde que la falta de perdón es el veneno más destructivo que neutraliza los recursos emocionales. En la oración, hablando con el creador empezamos a conocer el mundo de Dios en nuestra vida. No me refiero a las oraciones comunes y rutinarias de tu vida, si no a la profundidad intima de Dios con el hombre, la verdad de tu virtud y defectos desnudos ante el trono de Dios, como hijo prodigo que derrama su verdad y se presenta ante Dios no solo como hijo, sino como siervo arrepentido y agradecido por su amable compresión y perdón. El verdadero poder del perdón se logra a través del amor, en la biblia me conmueve el alma las palabras de Jesús:“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”Lucas 23:34

Nuestro amado Jesús nos enseña el verdadero poder del Amor, la justicia de Dios se manifiesta en su misericordia. La Salvación se ofrece a través del perdón. Jesús perdona al pecador y en la cruz, experimentando el sufrimiento y la humillación de una muerte injusta, intercede ante su padre por sus verdugos. Cuando leemos la biblia las historias bíblicas y las promesas de Dios nos impresionan y fortalece nuestra fe en los avatares diarios de la vida secular, pero alguna vez ha leído con detenimiento un texto bíblico popular en nuestro mensaje de salvación?, Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna”. El amor que llevó a Dios Padre a enviar a su Hijo unigénito es un amor personal !te imaginas!. Podríamos escribir el versículo de esta manera. "Porque de tal manera me amó Dios, que dio a su Hijo unigénito, para que creyendo en El, no me pierda, mas tenga vida eterna". El amor de Dios se hizo carne y habitó en medio de los hombres.

No hay demostración más grande de amor que el de aquel que da su vida por sus amigos (Juan 15.13). Jesús dejó su trono, bajó a la tierra, habitó entre nosotros y dio su vida para reconciliarnos con Dios (Filipenses 2.5-8). Esta es pues la confirmación del amor de tu Padre Celestial. Dios ha dado todo por ti, hasta a su único Hijo y nada hay que El no haría por ti (Romanos 8.31-32). Querido lector, el verdadero poder de Dios está en el amor, con amor hay fe, con amor hay perdón, con amor nuestro hogares conocerán al salvador, con amor fluye los dones del Espíritu Santo. El amor produce conocimiento y sabiduría, es donde fluye el poder de la oración en la perfecta comunión con tu padre en el Nombre de Jesús. Con el poder de Dios en nuestra vida, evitaremos ser engañados, estafados y burlados.

Para algunos perdonar en ocasiones puede resultar difícil, pero no imposible. Aquellos que se han quedado sin nada por haber sido despojados de sus propiedades por el engaño y estafa, accidentes de auto provocado por el alcohol que atropella y asesina a tu padre, el asesinato de nuestros seres queridos por causa de un asalto, el secuestro familiar de tu hijo y cuantos han soportado el ultraje de la violencia, no pueden dejar de sentir la tentación del odio y de la venganza. La experiencia liberadora del perdón, aunque llena de dificultades, puede ser vivida también por un corazón herido, gracias al poder curativo del amor de Dios. La inmensa alegría del perdón, ofrecido y acogido, sana heridas aparentemente incurables, restablece nuevamente las relaciones y tiene sus raíces en el inagotable amor de Dios.

El Pastor José Linares Cerón.

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